La satanización de la disidencia

La satanización de la disidencia
Las consecuencias de la lucha que se ha desatado en el seno de Esquerra Republicana de Catalunya no se sabrán hasta la celebración del Congreso Nacional del próximo mes de junio, pero, mientras tanto, asistiremos a todo tipo de artificios con el fin de erosionar al adversario. De momento, los sectores oficialistas ya han empezado a practicar lo que, con razón, tanto habían criticado de Convergència i Unió a raíz de la formación del primer tripartito: el envío masivo de cartas o comentarios a periódicos y portales digitales. En aquel momento, CiU, llena de resentimiento por haber sido descabalgada del Gobierno, satanizaba a ERC por medio de opiniones de apariencia espontánea pero que incluso un niño podía ver que eran un calco de las que repetía día tras día el gabinete mediático de la federación. Ahora, desde ERC, se está haciendo lo mismo por medio de comentarios que no tienen otro objetivo que descalificar aquellas voces disconformes con la estrategia actual. Las circunstancias no son las mismas, por supuesto, pero los intereses sí que lo son. CiU perdió el poder y ERC (su ejecutiva) corre el riesgo de perderlo. Preocupante situación, pues, viniendo de las siglas con el ideal más elevado de todas las fuerzas del arco parlamentario catalán: la independencia de Cataluña y su conversión en un nuevo Estado europeo. Por desgracia, este principio, que sólo aparece coloquialmente o como una frase postiza en campaña electoral, se ha convertido en un florero y ahora parece que todo es lícito para que los renovadores sean estigmatizados. Yo mismo, que no pertenezco al partido, he sido objeto de todo tipo de insultos y descalificaciones por parte de algunos supuestos militantes de ERC conminándome a callar. Son los mismos que, con la cobardía que les caracteriza, se dedican a difundir mentiras o calumnias amparándose en la barra libre que permiten muchos foros digitales. Ni que decir tiene que estamos hablando de impotentes intelectuales, de individuos negados para el razonamiento o la argumentación y obligados, por consiguiente, a expresarse por medio del exabrupto y la patochada, pero es evidente que hacen el trabajo sucio a determinadas personas de apariencia impoluta. Ese es otro aspecto que homologa ERC con el resto de las fuerzas políticas: el hecho de tener entre sus votantes una cuota de personas de ideología totalitaria que exigen la subordinación del conjunto a su ideario. Así, toda voz que se atreva a cuestionar la ruta suicida de la nave republicana es un "convergente", en el mejor de los casos, o un "terrorista", en el peor. La paranoia ya tiene esas cosas, ve enemigos por todas partes. Aunque lo cierto es que no son enemigos del partido ni de nadie en particular sino del inmovilismo.

Debería parecer un contrasentido que la perdida de 350.000 votos no hayan bastado para que los responsables de esa perdida -¿o no hay responsables?- admitan públicamente el error de reeditar el tripartito. Sobretodo después que el PSC, en su primera legislatura, destituyese a Josep-Lluís Carod-Rovira como conseller en cap y expulsase a ERC del Gobierno. Hay que tener unos índices muy bajos de autoestima o estar muy necesitado de los privilegios del poder para entregar dos veces la Generalitat al mismo partido que te ha humillado por partida doble ante todo el mundo. Aunque eso, bien pensado, ya concuerda con la huida hacia delante de los oficialistas, que, todavía hoy, insisten en les bondades del pacto con el PSC. Y si la diáspora de votantes sufrida en las últimas elecciones no ha sido lo bastante fuerte para provocar el gesto siempre elegante de la dimisión en los arquitectos del tripartito es de esperar que éstos se comportarán igual que el soldado hindú encarnado por Peter Sellers al comienzo del filme El guateque, en el que, a pesar de ser atravesado por un millar de balas, sigue tocando la corneta. No creo, sin embargo, que ésta sea una buena actitud de cara a las próximas elecciones catalanas. Perder más de la mitad de los votos en las elecciones españolas, aun siendo muy duro, no deja de ser un mal menor para la lógica de un partido independentista, pero perderlos en las nacionales es una debacle.

De momento lo que hay es mucho miedo ante la fuerza que están adquiriendo los sectores críticos, los mismos que no hace demasiado, según la dirección, eran cuatro gatos indocumentados. Y para frenar ese auge ya están empezando a llegar las ayudas del PSC. Ya hay, en estos momentos, mucho socialista disfrazado de republicano que defiende las tesis oficiales de ERC, porque sabe que la continuidad del PSC en el poder depende de que éstas se impongan. Son las mismas voces que afirman que todo votante republicano disidente es alguien favorable a un pacto con CiU. Lo que no dicen estos mensajeros, porque no les interesa, es que el pacto sin contrapartidas ha sido un negocio ruinoso para ERC y redondo para el PSC. ERC ha obedecido con diligencia la orden de colocar la bandera española en el balcón de la conselleria de Governació que el ex-conseller Joan Carretero había retirado, ha cedido a los socialistas todo el control de los medios de comunicación públicos y, entre otras cosas, se ha tragado la flagrante invasión competencial que supone la ley de dependencia. No hay duda de que han hecho cosas positivas, pero ¿dónde está su rentabilidad si no saben proyectarlas? Es decir, que aquella llave que un día exhibió Carod como metáfora de la capacidad de ERC para doblegar al PSC se ha volatilizado. Ahora, por lo menos, la única llave verdaderamente existente la tienen las bases republicanas.

Lo que más duele es la energía y el tiempo perdidos. Tras su expulsión del Gobierno, siempre me pareció que la opción más aconsejable para ERC, si no se sentía lo bastante fuerte para exigir contrapartidas determinantes para el país y rentables para el partido, era permanecer en la oposición. Era lo más lógico ya que, de no hacerlo -como así ha sido-, sería ella quien pagaría los platos rotos de la política españolista del PSC. Eso explica por qué la defensa más inflamada de la cúpula republicana no proviene en estos momentos de la propia ERC, sino del PSC. En otras palabras, dime quien te defiende y te diré quien eres.

e-notícies, 21/4/2008 i 24/4/2008 (català)
Berria , 23/4/2008 (euskara)
Nabarralde , 24/4/2008 (español)