"Ser catalán no significa ni ser nacionalista ni ser antiespañol"
Sus entrevistados dicen no ser españoles. ¿Qué argumentan?
Que Cataluña tiene los mismos derechos que cualquier otro país del mundo a decidir su propio destino, y que aquellos que se oponen deberían revisar sus principios democráticos. El coro de los grandes lamentos del españolismo ante el proceso irreversible de desintegración de un Estado -en el que sólo la parte dominante se ha sentido cómoda- es la reacción lógica de alguien con un sentido imperial de la existencia. Se denominan a sí mismos ciudadanos del mundo mientras perdonan la vida a aquellos que reivindican el derecho a la autodeterminación de los pueblos.
¿Es un libro nacionalista?
Reivindica el derecho de Cataluña a ser lo que es, con la misma naturalidad con que España defiende su identidad en Europa y en el mundo. Ser catalán no significa ni ser nacionalista ni ser antiespañol, es tan sólo la constatación de un hecho indiscutible. El calificativo de nacionalistas lo ponen aquellos que quieren que vayamos por el mundo bajo seudónimo. Un pueblo adulto no necesita tutores. El libro es una llamada a la sociedad catalana para que comprenda que nada ayuda tanto a consolidar una colonización como la baja autoestima del pueblo que la padece.
Cítenos algunas frases del libro.
Hay muchas. Me gusta, por ejemplo, la claridad conceptual de Solé i Sabaté cuando dice: "Ningún holandés, inglés o español justifica su identidad con la historia. Los referentes históricos, sin embargo, son buenos porque cuando las personas tienen conciencia de su pasado, toman conciencia de su identidad." También me gusta Joel Joan cuando dice: "No se puede ser catalán y español a la vez por la sencilla razón de que un país no puede ser binacional sin dejar de ser país."
Inma Sanchís, La Vanguardia , 10/10/1999